Información completa sobre el eccema varicoso y de las piernas: causas, síntomas, tratamientos más eficaces y estrategias de prevención para una piel sana
Contenido
El eccema varicoso, una afección inflamatoria crónica de la piel, tiene ciertas similitudes con la dermatitis atópica pero se distingue por afectar básicamente a las piernas de adultos mayores. Su causa suele ser una insuficiencia venosa crónica, que alcanza el estadio C4 en el sistema de clasificación de los especialistas vasculares.
Esta afección es cada vez más frecuente con la edad y tiene una mayor prevalencia entre las mujeres. Puede afectar en gran medida a la calidad de vida de una persona, provocando diversos problemas tales como:
El eccema varicoso y su afección subyacente, la insuficiencia venosa crónica, se deben básicamente a un funcionamiento inadecuado de las válvulas venosas. Esta disfunción suele ser una afección intrínseca arraigada en la fisiología del individuo. Con menor frecuencia, un traumatismo en una pierna o una trombosis venosa profunda (o flebitis) pueden desencadenar el eccema varicoso.
Esta ineficiencia del sistema venoso ocasiona hipertensión venosa, que a su vez precipita cambios visibles en la piel y los tejidos subcutáneos. Concretamente, esta disfunción hace que las células endoteliales (que revisten el interior de los vasos sanguíneos) se vuelvan permeables. En consecuencia, los glóbulos rojos y diversas moléculas se filtran en los tejidos circundantes, lo que provoca los síntomas asociados al eccema varicoso.
La hipertensión venosa desencadena una acumulación de glóbulos blancos (leucocitos) en la microcirculación de las piernas. Estos leucocitos empiezan a adherirse a la superficie de las venas y válvulas, incitando a la destrucción de las células endoteliales, las células musculares y la integridad estructural de las propias paredes venosas. Este proceso destructivo deteriora de manera considerable las paredes y válvulas, lo que culmina en una insuficiencia venosa.
Además, la afección se agrava por la acumulación excesiva de hierro, un subproducto de los glóbulos rojos, en los tejidos subcutáneos. Esto, combinado con la presencia de células inmunitarias proinflamatorias, incita a la inflamación, contribuyendo directamente a los síntomas del eccema varicoso.
El eccema varicoso suele presentarse en forma de manchas de eccema en las piernas, principalmente en la parte interna de los tobillos. Los síntomas pueden extenderse desde el pie hasta la rodilla, pero característicamente no afectan a la zona del muslo.
Las manchas se asocian con comezón, sequedad cutánea, rojeces, escamas, cambios de color (hiperpigmentación), engrosamiento de la piel (liquenificación), inflamación y úlceras. La comezón puede llevar a rascarse, con las consiguientes sobreinfecciones.
El eccema varicoso agudo se caracteriza por hinchazón aguda, dolor, manchas significativas y rojeces, ampollas, supuración y vesículas.
El eccema varicoso crónico suele presentarse con hiperpigmentación, rojeces y manchas de eccema mal definidas. Los pacientes con eccema varicoso crónico pueden experimentar brotes agudos caracterizados por un empeoramiento de los síntomas del eccema.
Con la integridad de la piel en riesgo, las personas con eccema varicoso son especialmente vulnerables a las infecciones bacterianas superficiales, principalmente por estreptococos (erisipela) o infecciones profundas (celulitis).
Las úlceras venosas son heridas crónicas de los tobillos que cicatrizan con dificultad y requieren cuidados especiales.
La lipodermatosclerosis es producto de la inflamación crónica y la fibrosis de los tejidos subcutáneos. Produce un engrosamiento y endurecimiento de la piel de las piernas, con un tono pardo de pigmentación.
El diagnóstico del eccema varicoso comienza con una revisión en profundidad del historial médico del paciente. Los factores que aumentan el riesgo son: edad superior a los 50 años, sexo femenino, historial de embarazos, obesidad, padecer dermatitis de contacto, largos periodos de tiempo sentado o de pie, enfermedades cardiovasculares y renales, flebitis previa, antecedentes familiares de afecciones similares y lesiones en las piernas.
Durante la exploración física, un profesional sanitario inspeccionará la piel en busca de signos indicativos de eccema varicoso. Entre ellos destacan la hinchazón de las piernas, las varices visibles, los signos de flebitis previa u otros trastornos venosos.
Si el diagnóstico sigue siendo incierto, pueden estar justificadas otras pruebas:
El manejo eficaz del eccema varicoso y de las piernas requiere usar un método polifacético que aborde la enfermedad venosa subyacente, las lesiones del eccema y las úlceras que puedan haberse formado.
Para los casos leves de eccema varicoso, introducir ajustes en el estilo de vida, como hacer más ejercicio, caminar y elevar las piernas, puede proporcionar un cierto alivio.
Sin embargo, la terapia de compresión constituye la piedra angular del tratamiento, ya que reduce significativamente la hipertensión venosa y los síntomas del eccema. Utilizar vendas o medias de compresión específicas ayuda a manejar y reducir los síntomas al mejorar el flujo sanguíneo.
Las vendas con óxido de zinc o corticosteroides están pensadas especialmente para añadir compresión y, al mismo tiempo, tratar la inflamación y la comezón asociadas al eccema.
Mantener la salud de la piel es crucial en el tratamiento del eccema varicoso:
Más allá de los tratamientos tópicos, existen varias opciones para abordar el eccema varicoso desde distintos ángulos:
La prevención del eccema varicoso se centra en el manejo proactivo de los factores de riesgo modificables. Entre ellos destacan la obesidad, el estilo de vida sedentario, los periodos prolongados en posturas fijas, el eccema de contacto previo y las enfermedades cardiorrenales.
Aplicar una serie de prácticas cotidianas clave y ajustes en el estilo de vida es crucial en materia de prevención:
Seguir una rutina de higiene diaria suave es crucial para mantener la salud de la piel:
Después del lavado y mientras la piel aún está ligeramente húmeda, aplica cremas emolientes para retener la humedad. Elige cremas sin perfumes ni parabenos para reducir el riesgo de eccema de contacto.
Un seguimiento médico regular permite tratar de inmediato cualquier insuficiencia venosa y aplicar estrategias de prevención adaptadas.
Referencias:
1. Yosipovitch G, Nedorost ST, Silverberg JI, Friedman AJ, Canosa JM, Cha A. Stasis Dermatitis: An Overview of Its Clinical Presentation, Pathogenesis, and Management. Am J Clin Dermatol. Marzo de 2023;24(2):275-286.
2. Wollenberg A et al. European guideline (EuroGuiDerm) on atopic eczema - part II: non-systemic treatments and treatment recommendations for special AE patient populations. J Eur Acad Dermatol Venereol. Noviembre de 2022;36(11):1904-1926.