Estrategias eficaces de tratamiento del eccema de los brazos y codos, con especial atención al cuidado de los pliegues. Consejos prácticos para manejar los síntomas y mejorar la salud de la piel
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El eccema es una afección cutánea inflamatoria común caracterizada por piel seca, comezón y los síntomas típicos del eccema (manchas rojas, ampollas, supuración y costras). El eccema de los brazos puede aparecer a cualquier edad, y afecta a los pliegues flexores, codos y muñecas.
El eccema de los brazos y codos suele aparecer durante la dermatitis atópica pero también puede derivar de la dermatitis de contacto.
El eccema de los brazos y codos puede estar relacionado con factores genéticos, especialmente en casos de dermatitis atópica, con una frecuente predisposición familiar a las alergias y enfermedades atópicas. Esto provoca disfunciones de la barrera cutánea, que se vuelve permeable a alérgenos e irritantes. El sistema inmunitario reacciona entonces de forma alérgica, produciendo los signos del eccema de los brazos.
Los factores ambientales como los alérgenos transportados por el aire (polen, ácaros del polvo o caspa de los animales) y los contaminantes, agentes irritantes químicos, condiciones meteorológicas, hábitos higiénicos inadecuados o alérgenos alimentarios específicos pueden desencadenar o exacerbar el eccema en los pliegues de los brazos y codos.
La dermatitis atópica, la variante de eccema más frecuente, suele iniciarse durante la infancia. Sus rasgos distintivos son: sequedad cutánea, comezón persistente y lesiones cutáneas visibles, todo ello con un patrón caracterizado por exacerbaciones periódicas.
Aunque no es tan habitual como en las manos, el eccema de contacto puede aparecer en los brazos. Causado por la reacción a un alérgeno o irritante en contacto directo con la piel, el eccema de contacto se presenta en forma de erupción directamente en la zona expuesta. Es habitual en las muñecas, ya que los materiales de los brazaletes pueden provocar diversas alergias (cuero, níquel, cromo y adhesivos).
El eccema numular afecta con frecuencia a brazos y codos. Aparece en forma de manchas redondas bien definidas. Aún no se conocen sus causas con exactitud, pero se han identificado varios factores desencadenantes, como lesiones e infecciones.
El médico pregunta por los antecedentes familiares de enfermedades alérgicas, la presencia de dermatitis atópica y la exposición a posibles alérgenos o irritantes. Se revisan los hábitos de estilo de vida y factores ambientales para identificar los factores agravantes en el hogar y el lugar de trabajo.
A continuación, el médico examina el aspecto, la ubicación y las características de las lesiones cutáneas. La distribución del eccema en los pliegues y el resto del cuerpo aporta pistas esenciales.
Pueden realizarse pruebas de alergia, como las pruebas localizadas, para identificar una alergia de contacto.
En casos concretos pueden ser necesarias otras pruebas, como la medición de los niveles de IgE en sangre, la búsqueda de infecciones cutáneas o las biopsias cutáneas.
En bebés, los signos del eccema suelen aparecer en las superficies extensoras (caras externas) de los brazos y codos. El eccema atópico también afecta al rostro, los pliegues del cuello, el cuero cabelludo y las piernas.
Las lesiones se caracterizan por rojeces, ampollas, supuración y costras. Pueden causar molestias y trastornos del sueño.
A medida que los niños crecen, los síntomas del eccema se desplazan hacia los pliegues de los brazos, codos y muñecas. También afectan a rodillas, tobillos y cuello.
El eccema se vuelve más seco y menos exudativo. Algunas zonas de la piel se engrosan (liquenificación), con un aspecto blanquecino y escamoso. Las lesiones por rascado y las sobreinfecciones son frecuentes.
El eccema de los brazos en adultos afecta básicamente a los pliegues flexores y codos. También se observan lesiones en las manos, los surcos poplíteos (detrás de las rodillas) y el rostro.
La piel puede estar sumamente seca, con lesiones liquenificadas crónicas por el rascado y un mayor riesgo de grietas y sobreinfecciones cutáneas. La naturaleza crónica de la enfermedad puede tener grandes repercusiones en la calidad de vida, el sueño y la salud mental.
La hidratación de la piel a diario con emolientes restaura la barrera cutánea y reduce la sequedad, la comezón y la descamación. Deben aplicarse en todo el cuerpo dos veces al día.
Los corticosteroides tópicos son el primer tratamiento de los brotes de eccema. Reducen la inflamación y la comezón.
En los casos en que los corticosteroides tópicos estén contraindicados, los médicos pueden recetar inhibidores tópicos de la calcineurina (como el tacrolimus).
Estos tratamientos están indicados para los brotes de eccema severo que son resistentes a los tratamientos tópicos. Entre ellos se incluyen la fototerapia, los inhibidores de la quinasa Janus, la ciclosporina y los anticuerpos monoclonales.
He aquí algunos consejos para la prevención del eccema y el cuidado diario de la piel:
Aplica cremas emolientes 2 veces al día, sobre todo después de ducharte o bañarte cuando la piel aún esté ligeramente húmeda, y aumenta la hidratación de la piel en invierno, sobre todo con tiempo frío y seco. Elige emolientes de fórmula simple, sin alérgenos y ricos en lípidos.
El estrés es un factor desencadenante del eccema en adultos. Para prevenirlo, practica actividades de relajación (meditación, yoga o sofrología).
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